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14/3/12

la casa translucida (1996-2002) de Alfons Soldevila _ arquitectura en la memoria



"Se trata del ensayo de un prototipo que estimule la experimentación profundizando el tema de la vivienda: una casa cuyos muros exteriores son translúcidos, así como la cubierta y los forjados que separan los diferentes niveles. 

Al estar separados de los planos de cerramiento exterior y del suelo, los planos translúcidos condicionan la ubicación de los objetos. La utilización general del espacio tiende a producir un efecto flotante en el interior de las distintas dependencias. 

Un objetivo seria el estudio del comportamiento de las personas en un espacio en condiciones excepcionales de luminosidad, transparencia y flexibilidad. 

El sistema constructivo esta planteado de forma "lúdica": una sola persona lo puede construir en periodos interrumpidos, con un consumo de energía similar al que se consume haciendo deporte. 

La casa esta dimensionada de modo que se pueda construir en el suelo y mediante una grúa se pueda colocar en un punto elevado. No hace falta ningún tipo de cimentación."


de Arquitecturas para el nuevo siglo,

Josep M. Montaner. 


De esta inmejorable manera describe Montaner el experimento de la casa translucida  realizado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona  y  comandado por el profesor Alfons Soldevilla. Todo comienza en el curso 1994-1995 al proponer la cátedra de proyectos la realización de un taller de tres años de duración que concluiría con la materialización de lo experimentado durante el taller.
El taller se desarrolla en torno a lo doméstico, proponiendo la realización de este prototipo de vivienda que tiene como meritorio la reflexión critica sobre todos los aspectos que forman la vivienda. En este ejercicio podemos apreciar una aguda puesta en crisis de los aspectos más convencionales de la vivienda. Con ellos se experimenta, al límite, tanto propiedades como los usos de materiales y sistemas constructivos.
Materiales como policarbonato, aluminio o acero inoxidable se unen como resultado de una inteligente lectura de diversos aspectos como son: la orientación, la lluvia, el aire, la luz, el espacio, el mantenimiento, la gravedad, el montaje ( y desmontaje), la climatización, el confort, el almacenamiento de objetos...
La casa translucida nace de una múltiple superposición diagramatica, ensamblada, como metáfora  de su materialización.


http://arquitectes.coac.net/lacasatranslucida/

29/11/11

housing & city de abalos y herreros _ arquitectura en la memoria


Poco conocida, pero no por ello menos interesante, es esta propuesta sobre vivienda del  antiguo estudio Abalos&Herreros. Con este proyecto, ganador  de un  accesit  en el concurso housing & city que organizó en 1988 la revista Quaderns d’arquitectura i urbanisme durante la etapa de Josep Lluis Mateo al frente de la misma; Juan Herreros e Iñaki Abalos indagan sus más recurrentes inquietudes. Como jurado de este concurso: Kenneth Frampton, Álvaro Siza, Vittorio Gregotti, Livio Vacchini, Joan Busquets, Eduard Bru, y Josep Lluís Mateo. Se trataba de proponer soluciones para la zona de la Diagonal de Barcelona a su paso por el Poblenou. Con esto se pretende realizar una nueva apertura de la diagonal hasta el mar en esta zona por entonces muy degradada.
Los arquitectos aprovechan los hechos topográficos: la trama urbana de Barcelona, la diagonal, el mar o la necesidad de espacio publico; para ofrecer un fragmento de Barcelona diferente pero compatible con lo preexistente. El antiguo dúo madrileño nos adelanta lo que iban a ser sus más habituales herramientas en los siguientes años, como son la forma urbana moderna, la edificación en altura, la tecnología, el uso y su mezcla, el paso del tiempo…

En cuanto a cuestiones urbanas,  la propuesta se desarrolla en tres tiempo: una zona de baja densidad, apoyada en el “espacio público Cerdá”  pero con calles propias , delimitada por una especie de triangulo que formaría la diagonal con la línea más cercana a la costa; otra segunda zona que formaría una de las caras de la diagonal compuesta por una fila edificios mixtos de disposición vertical (zona en la que se centra la propuesta); y por último, la propuesta resalta la importancia del vacío entendido como espacio público y equipamiento, que estaría formado por la estratégica distribución urbana de los edificios.
Indagando con las “torres mixed-use” encontramos el experimento más radical que Juan Herreros e Iñaki Abalos nos proponen aquí. El espacio de vivienda queda confinado entre los dos planos horizontales y el cerramiento vertical. Dentro de estos planos el protagonista es el usuario, entendido como usuario activo participante central del proceso arquitectónico; proceso que tiene lugar después de que el arquitecto “lanza” su construcción a la sociedad. Para permitir esto, se basan en diferentes estratégicas formales y tecnológicas; como son: limitar la forma de la vivienda a los cerramientos y las instalaciones, e introducir la tecnología para permitir la movilidad de los servicios y el mobiliario. El grosor de los forjados permitiría la desviación horizontal de las tradicionales bajantes y montantes verticales,  propiciando de este modo la conexión en ellas (en cualquier punto de la vivienda) los baños y las cocinas. Así pues, todo dentro de la vivienda se mueve, cediendo la dirección de orquesta al usuario en lugar del arquitecto.

Los arquitectos nos proponen una serie de soluciones cambiantes en función del usuario; pero también se van valientemente hacia la escala de las pequeñas soluciones tecnológicas que propiciarían la realización de esta propuesta; que iniciaba apoyándose en los elementos de tamaño muy alejados la escala de estas últimas soluciones tecnológicas. Así pues  conceptos como flexibilidad, mezcla de usos, espacio urbano o  tecnología tejen esta radial propuesta que nos recuerda la importancia de la funcionalidad ( a veces vilipendiada) como máxima de la arquitectura.






13/4/11

casa Fernando Gómez, de Francisco Javier Sáenz de Oiza

Esta vivienda construida para el Dr Fernando Gomez y situada en Durana (Álava) sintetiza  muy bien las inquietudes de un Francisco Sáenz de Oiza que a sus 41 llevaba ya 10 años trabajando como profesor de Seguridad e Higiene en la Escuela de Madrid. Es precisamente en la escuela (mientras vigila un examen) donde inicia los primeros bocetos para este encargo.
Según comenta el autor, comenzó haciéndose esta pregunta  “¿cómo podría ser una casa partiendo desde cero?”  Terriblemente clarificadora, se atisban en ella las intenciones del arquitecto de liberarse de ataduras y prejuicios heredados; que arrastraba la arquitectura; y que la alejaba de un dialogo más rico con su entorno. Sáenz de Oiza logró sintetizar el programa de vivienda, en un concepto, la cubierta. ¿Cuál es sino el origen de la arquitectura? Para Oiza, comienza así esta casa; con la protección frente a las inclemencias meteorológicas, tan frecuentes en el territorio alavés.  Un gran paraguas de teja, sustentado por tres pilares de hormigón y muros  de ladrillo hueco, que se prolongan al exterior, y que se abren hacia el jardín, protegiendo las estancias interiores.








En el interior un espacio diáfano entorno a la chimenea, ordena las diferentes estancias. Como resultado de este orden, de claro carácter centrífugo, gracias a los muros interiores; Oiza obtiene una disposición funcional que se divide en las tres funciones: estar, dormir y servicios. Un orden que se integra perfectamente en la vocación orgánica de esta vivienda. Los diferentes espacios se distribuyen buscando la orientación más favorable según su uso.  Interiormente los muros se pliegan y se estiran conjugando estancias y diferenciando usos, sin la necesidad de encerrar herméticamente cada función.
La riqueza espacial interior, es muy rica como resultado de la diferencia de alturas entre las partes centrales y las partes más periféricas; gracias a las inclinaciones del tejado y la inserción de otros volúmenes a modo de altillo, como un espacio reservado para un estudio.
La extensión de los muros hacia el jardín prolonga las estancias al exterior y configura espacios al aire libre de acogedora singularidad, al amparo y protección de la arquitectura. Con esta suerte de simetrías, en cuanto responder a una disposición orgánica con una acotación de la naturaleza, se consigue romper los límites exterior-interior.
También cabe destacar el empleo de materiales como teja amarilla reutilizada de antiguas fábricas alavesas en la cubierta de tres vértices, además del revestimiento exterior de los muros con plaqueta de ladrillo de galletera. Mientras que en el interior se emplea, aparte de los ladrillos huecos en las paredes, madera de pino en los techos o antepecho del altillos y goma de la renfe en algunos suelos.



Según Moneo que trabajaba por aquel entonces en el estudio de Oiza, esta vivienda supuso un punto de inflexión en el trabajo de su paisano navarro, ya que con ella logró entender un tipo de arquitectura que era más complejo que el de Mies y que tal complejidad permitía una expresión más libre.
Sin duda se trata de una construcción de claro propósito experimental, la cual presentó Sáenz de Oiza para obtener el titulo de doctor, con lo que podemos entrever su satisfacción por la misma, y que sin duda el autor obtuvo, como dice Moneo, un aprendizaje muy rico de ella; pasando a su vez a formar parte de uno de los ejemplos de vivienda unifamiliar más felices de aquellos años, y por ende uno de los ejemplos de arquitectura.
 

31/3/11

記憶體架構:中央在上海黃浦江



“El habitante, es el  principal usuario  de la ciudad” Esta es la idea principal en la que se basa el urbanismo de Yona Friedman.  Este proyecto de 2002 para Shanghai, es posiblemente el que mejor plasme este concepto.
Proyecto realizado antes de la primera visita de Yona Friedman a la metrópolis. Se aprecia la visión del arquitecto húngaro sobre su idea de ciudad; entendida como colectividad formada por individuos. Friedman localiza la problemática que tiene la urbe de Shangai al existir  una discontinuidad entre las dos partes, separadas por el río Huangpu. Un conflicto, el de la segregación urbana, muy extendido en el urbanismo del siglo XX, sobre todo en las grandes ciudades. 


Friedman, propone solucionar este problema, con la continuación de la vía comercial Nanjing Street, mediante una “ciudad puente” que atraviesa el río. Una autentica “villa spaciale” compuesta de un esqueleto estructural, entre las que se situarían una amalgama homogénea de viviendas. La disposición y la forma de las viviendas estarían completamente expuestas a la decisión de los usuarios; constituyendo unas suerte de forma viva en constante cambio. Disposición guiada únicamente por unas necesarias reglas que asegurasen la accesibilidad, luz diurna y renovaciones de aire para todos los habitáculos.  Estos espacios habitacionales estarían formalizados mediante pieles flexibles a modo de muros y forjados rígidos. Aquí entrar el concepto de “arquitectura móvil ” expuesto por primara vez en 1958 por el autor bajo el titulo “L'Architecture Mobile”.









El vacío bajo de esta villa-spaciale formaría un espacio público libre, en el que podríamos encontrar tiendas, oficinas o instituciones culturales.  Sin embargo el espacio público de la construcción no se limitaría a esta altura, sino que formaría un autentico espacio de relación tridimensional por encima y por debajo de los volúmenes habitacionales. Estas zonales libres estarían articuladas por pilares cargados no solamente de función estructural, sino que servirían  para contener ascensores, escaleras y demás accesos.
Se materializaría así, la continuación del tejido urbano, que rompería las barreras que crean los vacíos urbanos como ríos o vías de comunicación; logrando cruzar el vacío sin abandonar la ciudad. Otros de los principios de planificación urbana de Yona Friedman, se basa en el uso peatonal de la ciudad. Viendo la gente que “usa la ciudad” siempre como peatones. Por ello propone un metro peatonal, mediante dos tipos de vías; por una parte vías elevadas y por otra, cintas transportadoras a modo de vías peatonales rápidas. Este metro peatonal tendría paradas cada 30 o 50 metros  permitiría a la gente desplazarse  a 10 km/h sin necesidad ningún vehículo.

Basado en las ideas sobre las que indagó Yona Friedman a lo largo de su carrera durante toda la mitad del siglo pasado, nos encontramos este proyecto del siglo XXI. Hay ideas que surgen mucho antes de que puedan ser entendidas por la sociedad y quizás estas sean algunas de ellas. Utópico o realizable, Yona Friedman indaga radicalmente, en los conceptos  de la arquitectura y el urbanismo, llevando sus ideas al límite y sin dejarse llevar por ningún tipo de prejuicio que muchas veces navegan, entorpeciendo el viaje de la arquitectura.

15/3/11

arquitectura en la memoria: improvisación para una casa entre pinos, de Saénz de Oíza



Poco o nada conocido, este proyecto de Saénz de Oíza, se reduce a una carpeta con 13 dibujos a lápiz, y una maqueta de cartón pluma y cartulina. Sobre la carpeta la inscripción: “improvisación para una casa entre pinos. J. Saénz de Oíza 1995”. Oíza entregó este proyecto al empresario y mecenas Juan Huarte; una acalorada conversación entre los dos, fue el detonante para que el arquitecto comenzara este auto-encargo. El proyecto se construiría próximo a la vivienda de Huarte en Mallorca, que Oíza había ampliado años antes.


Los dibujos, numerado del 1 al 13 presentan un volumen cilíndrico elipsoidal de dos plantas revestido de mármol blanco. El volumen es prácticamente opaco, muy hermético. La apertura de huecos es mínima y seleccionada de manera muy cuidadosa y sensible. La vivienda se relaciona con el exterior mediante la atmosfera bañada por una mediterránea luz, matizada por un tamiz de pinos. Esta luz se canaliza cenitalmente gracias  a la variación de volúmenes y aperturas en los forjados que crean una suerte de patios que ayudan a ordenar el espacio interior. 

La entrada a la finca comenzaría en la parcela anexa, en la que se levanta la vivienda de Juan Huarte. Al dirigirse a la vivienda el usuario  atravesaría un óculo. Similar a los que habitan, a modo de separaciones, en le jardín de la casa Huarte. Seguido de esta simbólica puerta, un camino frontal se dirige a través del eje de simetría de la vivienda. Franqueando este recorrido tenemos un murete bajo, a modo de asiento; y custodiando lo puerta de entrada, un simbólico  cilindro, parece anunciarnos el comienzo de un mundo interior muy diferente.
Una miesia libertad interior encerrada en una hermética forma pura, es el paisaje interior en el que se desarrollaría la vida doméstica. Su relación con el exterior  es el contraste entre la libertad del paisaje natural y la introversión del paisaje doméstico. Potenciando de esta manera la importancia de la luz, como elemento constructivo del espacio.

23/2/11

vivienda La Roiba de Ramón Vázquez Molezún, 1969


Nada nos deja atisbar que allí, antes, había una fábrica de  salazón. A pesar de apreciar la construcción de sus muros en hormigón, y la grieta continua que rompe la fachada sur para abrirse al mar; no tenemos la sensación de que aquello pertenezca a una época tan moderna. Parece que lleve allí toda la vida como una roca más que lucha contra la tempestad de la costa gallega, como un barco descansando después de faenar.


Ramón Vázquez Molezún  se construyó esta vivienda de verano en la localidad pontevedresa de Bueu, sobre la playa de Beluso. El arquitecto gallego aprovechó los muros  de las letrinas y un aljibe de una industria en desuso. Estos muros se inundan cuando sube la marea, por  lo que Vázquez Molezún situó  en su interior un almacén de embarcaciones, con las que salía a navegar y para dibujar la costa que le vio crecer. Sobre estos muros, defensivos ante la bravura del Atlántico, reposa el nivel en el que se desarrolla el programa de vivienda. Encaramándose sobre una privilegiada vista, pero sin renunciar a una conexión natural con las vías de acceso por la cara opuesta. Siempre atento a la orientación, Molezún opta por protegerse del norte, abriéndose al resto de orientaciones, y especialmente hacia el mar.



Con la ligereza de un privilegiado balcón, posado sobre las rocas,  se ofrece esta bonita casa sobre el paisaje marítimo. Como el más robusto bunker de hormigón se defiende de las hostiles embestidas del mismo paisaje, con el que a veces se acaricia. Como las historias de amor más pasionales.
A pesar de su pesadez constructiva, la Roiba se toca sutilmente el terreno como el más ligero de los materiales; con sorprendente naturalidad, en un ejercicio que no renuncia a la presencia figurativa de la construcción humana. Sin imponerse nunca al paisaje, pero sin caer en la absurda ocultación o mimetización. En una aparente mínima intervención en la que da la sensación que el arquitecto ha jugado únicamente con los materiales que había allí; simplemente modificando la posición de unas piedras, variando la inclinación de unas sombras, corrigiendo el agua de lluvia o recortando unos pocos matorrales del camino.